El sueño de Juan Ignacio Londero se terminó contra Rafa
Nadal
No había casi ninguna chance, menos que mínima. No por culpa
de Juan Ignacio Londero, que atraviesa el mejor momento de su carrera, sino por
lo gigante que es Rafael Nadal, ese emperador del polvo de ladrillo.
Guapo, aguerrido, el de Jesús María mostró desfachatez para
plantarse ante el once veces campeón de Roland Garros; tal como lo había
prometido, a luchar "como un perro".
Pero ganarle a Nadal en el inmenso Philippe Chatrier es más
difícil que escalar el Everest, seguro. Apenas Robin Soderling y Novak Djokovic
lo lograron en casi 15 años.
Lo intentó todo el Topito, pero es Nadal el que sigue y pasa
a los cuartos de final de "su" abierto francés, con victoria por 6-2,
6-3 y 6-3 en dos horas y 13 minutos.
Más allá del resultado, Londero mostró
actitud; acompañó ese desparpajo con algunos pasajes muy buenos de juego, pero
insuficiente para poner en apuros a Nadal.
No es fácil enfrentarse a los efectos que imprime Rafa,
tampoco a la intensidad, mucho menos a la mentalidad ganadora de uno de los
deportistas más competitivos de la historia.
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