La Selección extrañó a Messi, perdió 2-0 en la altura y, a falta de cuatro fechas para el cierre de las Eliminatorias, está en zona de repechaje.
Argentina perdió 2-0 contra Bolivia, en La Paz, y complicó todavía más su pasaje al Mundial de Rusia. Según los resultados que se dieron quedó en zona de repechaje, a falta de cuatro juegos para que se terminen las Eliminatorias.
El equipo de Bauza empezó a perder el partido mucho antes del pitazo inicial del colombiano Roldán.
El martes casi amanecimos con la noticia de que Messi, el mejor del mundo, no podía jugar porque la FIFA lo había suspendido de oficio por cuatro partidos por insultar a un juez de línea en el duelo con Chile. Fue un mazazo inesperado para un grupo y un cuerpo técnico que ya llegaba muy tocado. Y todos los malos augurios previos se cumplieron un rato más tarde.
Los primeros 20 minutos fueron un suplicio para la Selección, que salió con una postura muy timorata y se vio avasallada por un rival que lo arrinconó con más ganas que fútbol. Los laterales, fundamentalmente el izquierdo cubierto por Rojo, fueron terreno fértil para el desborde local y así hubo dos chances muy propicias para romper el cero, pero entre Romero y un cierre providencial de Roncaglia se mantuvo el cero.
Promediando esa primera mitad Argentina mejoró y empezó a llegar con riesgo. De menor a mayor: un cabezazo defectuoso de Pratto, desde buena posición, un remate de media distancia de Banega que Lampe sacó al córner y un increíble mano a mano que Di María tras un pase de Correa.
Pero a los 30 y cuando el equipo de Bauza hacía méritos para algo más llegó el gol local. Un centro bombeado fue cabeceado al gol por Arce, ante la flojísima respuesta de Rojo y Romero. Demasiadas ventajas en un partido en el que no se podía regalar ni un vaso de agua.
En el comienzo del complemento, cuando el partido estaba equilibrado y sin situaciones Moreno Martins recibió solo en el área y fusiló al arquero ante la pasividad de Caruzzo -ingresó por el lesionado Funes Mori- y Musacchio. Iban 7 minutos y lograr un punto ya era una quimera.
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